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EVANGELIO 11/06/2021

Lectura del santo evangelio según san Juan 19, 31-37


Los judíos, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día grande, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis. Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán un hueso»; y en otro lugar la Escritura dice: «Mirarán al que traspasaron»


REFLEXIÓN DEL DÍA


El amor de Dios


El año 1673, Margarita Alacoque, ve a Jesús que le muestra su corazón y le hace la gran promesa: “La salvación, a todos los que hagan los primeros viernes de mes”.

Celebramos hoy la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús. El amor de Dios y el de Cristo hemos celebrado en la navidad y en el Triduo Pascual de la muerte salvadora de Jesús. Hoy celebramos “los beneficios de su amor por nosotros” y los “infinitos tesoros de caridad” que hay en el corazón de Cristo.

Dios es amor, sus relaciones con el mundo sólo pueden ser relaciones de amor. Todo el Antiguo Testamento es una historia continuada de ternura, fidelidad, benevolencia… La Historia de la Salvación es una larga historia amorosa protagonizada por Dios, Cristo y la Iglesia.

A Dios se compara a un padre que ama a su hijo, que es el pueblo de Israel, enseñándole, alimentándole, defendiéndolo (Oseas 11, i, 3-4.8). Y San Pablo escribe: “Que el amor sea vuestra raíz y vuestro cimiento… comprendiendo lo que trasciende toda filosofía: el amor cristiano” (Efesios 3, 8-12).


Jesucristo, supremo amor del padre


Santa Teresa de Jesús escribe en su Castillo Interior: “Cuan gran yerro es no ejercitarse, por muy espirituales que seamos, en traer presente la humanidad de Nuestro Señor”. De igual modo los teólogos dicen: “La explicación de todos los misterios hay que buscarla siempre mirando al costado de Cristo, por el que asoma su corazón”.

La muerte en la cruz es el momento culminante de ese amor que Jesús había mostrado durante su vida, como reflejo del amor de Dios, y que se había manifestado, sobre todo, para con los pobres y los que sufren. Ahora es él quien entrega su propia vida, en sacrificio perfecto.

Nosotros, después del acontecimiento de Cristo, tenemos muchos más motivos para creer en ese amor y dejarnos envolver por él. En la fiesta de hoy se nos invita a mirar hacia Dios y agradecer su amor misericordioso. A mirar hacia Cristo y ver la seriedad de su amor, que le llevó a entregarse en la cruz por nosotros. A mirar al Espíritu, el Amor de Dios que ha sido infundido en nuestros corazones. Y a vivir así envueltos en el amor del Dios Trinidad.

Por eso en este día se nos invita a pedir: "Enciende en nosotros el fuego de la caridad, que nos mueva a unirnos más a Cristo y a reconocerle presente en los hermanos".

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